La terapia familiar se realiza cuando varias de las personas que confluyen en el entorno familiar entran en conflicto por varias razones, lo que los lleva un estado de desasosiego continuo y a un sufrimiento continuado.
A veces, la terapia será conjunta y otras veces por separado con las personas que conforman la unidad familiar, con el objetivo de que cada uno sea capaz de reconocer cual es la problemática en sí y aprender nuevos patrones de comportamiento más funcionales.
Un psicólogo puede actuar como dinamizador o testigo en el proceso de valorar la problemática desde diferentes ópticas, aportar herramientas y favorecer la búsqueda de soluciones adecuadas para todas las partes.
Todas las sesiones tienen una duración aproximada de 60 minutos. La frecuencia entre las mismas se adecúa a la necesidad y disponibilidad de cada paciente. Generalmente se comienza con una frecuencia semanal o quincenal que pasará a ser más distanciada cuando se perciben mejorías significativas.